sábado, 11 de julio de 2015


Como matar a una poetiza

Una poeta casi muerta y palabras de un quieto asesino,
Es la escena de este delirante capítulo.
Un irremediable volcán responde ante los  ultimos latidos,
un nuevo personaje que será como otro bandido.

Se escucha un quejido “Oh¡ impetuoso ser, extiéndeme auxilio”.
Provechoso y astuto responde ante los alaridos.
Mientras el asesino, no se preocupa y se ocupa de olvidar este mísero episodio.

Pero la poetiza, siente, se lamente y siente de nuevo.
El volcán no se contiene e intentar abrazar,
traiciona su orgullo y enfría su núcleo para poder proteger a la que muere de a poco.

El asesino no sabe que no marchita las letras sangrantes de su víctima.
Y el volcán se regocija en una victoria que es próxima.
Sus alagos, sus desvelos, su presunta sencillez,
Le dan ventaja.

La poetiza extiende sus palabras ,
Piensa en imortalizar al volcán.
Es cierto, parece seguro su triunfo,
parece justo un último hacer de la que se despide de a poco.

Vuelve el asesino, esconde el arma, lo niega todo
Y lo que no dice, no importa, para el no existe odio.
Esta bien , la poeta no guarda rencor,
Solo un dolor tan grande por que entregó todo,  
Y todo fue tan poco que el volcán se cansó,
quemó en histeria y se llevó la calidez.

Bribones ambos pensaron en venganza.
No tuvieron compasión por la poesía y el alma.
Lo planearon, lo cumplieron.

No hirieron con mano propia.
Pero  la desgracia fue mayor al golpe.
Pues la poetiza se ahogó en sus deseos,
No volvió a mirar, se arrancó sus miedos,
Y No volvió a escribir ,se rompió los dedos. 

Taty Torres
Como matar a un poeta

¿Porque no me invocas y porque no te creo?
sencillo, hemos armado una barrera tan grande
Y utilizado tanto  concreto ,
Que por única vez hemos olvidado algo…una salida.

Me armo de valor para saltar,
Me derrumbas con palabras y me dejas atrás.
Pasa un tiempo, vuelves por mi
Con una sonrisa que transmite seguridad.
Te creo…
Te creo , intento saltar y solo esperas a que caiga
Para desear que  no me vaya mal.

Te grito con énfasis en socorro,
Me escuchas , respondes y te molestas.
¿Por qué?
¿ Por qué no me queda fuerza para volver a pedirlo?
El recelo me subleva y tu eres mi asesino.
Vuelvo a intentar, te calmas, espero
Caigo dormida entre tanto desvelo.

Me amas y muero,
Sin embargo, en brazos cálidos me renuevo.
Pasa un tiempo, vuelves a buscar un arma, lastimas…
Y yo, yo siento todo menos calma.
Me vuelven las ojeras, las dudas, las alarmas.
Te quiero o ya no quiero nada,
Me perturbas, me enciendes,
Me desmoronas y aún así aquí me tienes
 gran cerrajero. 

Taty Torres