Querida...
Como no traer a mis días,
El sentimiento que me invade al saber de ti,
Uno que estremece mis memorias junto a él.
No por temor a la posibilidad de saberlo tuyo
Sino a la insensatez con la que te aferras a esa idea.
Ten viva mi ineludible afición a los retos
A esa característica esencial que lo hace mío.
y entonces comprende
Solo esta petición con tinte
de ley…
Aléjate de su ser y
su sombra,
No intentes tropezar sigilosamente a su pecho
Y por sobre todas las cosas
Prohíbete mirar,
Aquellos ojos que se han hecho para amar
A quien por azar, hoy, te exige marcharte.